El haiku japonés no se sostiene solo en la brevedad ni en la métrica. Su fuerza está en cómo una imagen se abre, se corta o se revela, y para eso el japonés clásico cuenta con herramientas muy precisas: los kigo (palabras estacionales) y los kireji (palabras de corte).
Kireji (切れ字)
Los kireji (切れ字) son palabras de corte del japonés clásico que estructuran internamente el haiku. No aportan significado léxico pleno, sino que marcan una pausa, un quiebre o un cierre, definiendo cómo se organiza la experiencia del poema. Según el caso, pueden abrir la contemplación (como ya), producir una revelación inmediata (nari) o señalar una toma de conciencia posterior (keri). Más que signos gramaticales, los kireji funcionan como gestos poéticos: indican cuándo mirar, cuándo detenerse y cuándo comprender.
や — Pausa contemplativa
Abre el haiku. No explica ni concluye: señala. Invita a detenerse y mirar la escena antes de que se despliegue.
Función: apertura / suspensión / contemplación
なり — Revelación inmediata
Marca el instante en que algo se reconoce como presente. El sentido del haiku se completa en el ahora.
Función: reconocimiento / constatación
けり — Realización posterior
Indica que algo ya ocurrió y el poeta toma conciencia de ello. Aporta una leve distancia temporal y un tono reflexivo.
Función: cierre / toma de conciencia / eco del hecho
kigo (季語)
El kigo (季語) es la palabra estacional del haiku. A través de un solo elemento —una flor, un animal, un fenómeno natural— el poema se ancla en una estación del año y activa una red de asociaciones culturales, sensoriales y emocionales compartidas. El kigo no describe la estación: la invoca. Por eso, en haiku, decir “cigarra” no es solo nombrar un insecto, sino convocar el calor, el ruido del verano y una forma particular de estar en el mundo.
A continuación presentamos 7 haiku clásicos de distintas épocas, con traducción al español, análisis del kigo, kireji y contexto histórico del autor. No se trata de “cerrar” el sentido, sino de ofrecer claves para una lectura más atenta.
1. Yosa Buson (与謝蕪村) — Edo medio

菜の花や
Na no hana ya
月は東に
Tsuki wa higashi ni
日は西に
Hi wa nishi ni
Flores de colza—
la luna hacia el este,
el sol hacia el oeste.
- Kigo: 菜の花 (flores de colza) → primavera
- Kireji: や → pausa visual
El haiku se abre con una pausa contemplativa. La escena no avanza: queda suspendida en un equilibrio cósmico, casi pictórico, muy propio de Buson.
2. Kobayashi Issa (小林一茶) — Edo tardío

われと来て
Wareto kite
遊べや親の
Asobeya Oya no
ないすずめ
Nai suzume
Ven conmigo,
juguemos—
gorrión sin padres.
- Kigo: すずめ (gorrión) → primavera
- Kireji: や → pausa visual
La ternura es explícita. El haiku no oculta el dolor; lo enuncia con sencillez.
3. Matsuo Basho (松尾芭蕉) — Edo temprano

静けさや
Shizukesaya
岩に染み入る
Iwa ni shimiiru
蝉の声
Semi no koe
Quietud—
la voz de las cigarras
se hunde en la roca.
- Kigo: 蝉 (cigarra) → verano
- Kireji: や → pausa visual
El sonido no rompe el silencio: lo revela. Uno de los ejemplos más claros del haiku como experiencia perceptiva.
4. Natsume Souseki (夏目漱石) — Meiji

こがらしや
Kogarashiya
海に夕日を
Umi ni yuuhi wo
吹き落とす
Fukiotosu
Viento invernal—
empuja el sol del atardecer
hacia el mar.
- Kigo: こがらし (viento frío) → invierno
- Kireji: や
Una imagen dinámica, casi cinematográfica, propia de una sensibilidad moderna.
5. 千代尼 — Edo medio

朝顔に
Asagaoni
つるべ取られて
Tsurube torarete
もらい水
Morai mizu
La campanilla
se adueñó de mi balde—
pido agua prestada.
- Kigo: 朝顔 (campanilla) → verano
El gesto humano cede ante la naturaleza. No hay conflicto, solo respeto.
6. Takahama Kyoshi (高浜虚子) — Meiji

桐一葉
Kiri hitoha
日あたりながら
Hiatari nagara
落ちにけり
Ochi ni keri
Una hoja de kiri,
todavía al sol,
cayó.
- Kigo: 桐一葉 (una hoja de kiri) → otoño
- Kireji: けり→ toma de conciencia de lo ocurrido
La hoja cae aun bañada de luz. El けり marca la toma de conciencia, no la acción.
7. Masaoka Shiki (正岡子規) — Meiji

柿食えば
Kaki kueba
鐘が鳴るなり
Kane ga naru nari
法隆寺
Houryuuji
Al morder un caqui,
resuena la campana—
Hōryū-ji.
- Kigo: 柿 (caqui) → otoño
- Kireji: なり → Realidad que se impone. Algo se reconoce en el momento y lleva a una conclusión.
El haiku se completa en el último verso: el sonido revela el lugar.
Para leer haiku con más profundidad
Entender los kireji no es memorizar definiciones, sino afinar la percepción del momento que el poema construye:
si se abre, si se revela o si se comprende después.
El haiku no dice “esto significa…”.
Dice: mirá, escuchá, date cuenta.
Y ahí termina —o empieza— la experiencia.
